FORTALEZA DEL SOL PERUANO EN 2024

En 2024, el sol peruano se consolidó como la moneda más sólida de Latinoamérica, registrando la menor depreciación frente al dólar entre las principales economías de la región. El tipo de cambio cerró en 3.76 soles por dólar, lo que representó un aumento del 1.5% respecto al cierre de 2023. Este rendimiento se destaca en un contexto donde otras monedas, como el real brasileño, el peso mexicano, el peso chileno y el peso colombiano, experimentaron depreciaciones significativas de dos dígitos. El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) atribuyó esta estabilidad a sólidos fundamentos macroeconómicos, una política monetaria creíble, un alto nivel de reservas internacionales y una balanza comercial superavitaria.

Desde el año 2000, el sol peruano ha sido la moneda menos depreciada de la región, acumulando una caída de solo 5,5% frente al dólar. Este hecho es notable en un contexto de alta volatilidad cambiante, donde la estabilidad del sol no solo indica una buena salud macroeconómica, sino que también favorece la inversión y contribuye a controlar la inflación. La estabilidad cambiaria no solo es un indicador de buena salud económica, sino que también actúa como un factor crucial para fomentar la inversión y reducir las presiones inflacionarias en un mundo cada vez más interconectado.

En 2024, Perú mantuvo una inflación del 1,90%, situándose como uno de los pocos países con una inflación anual en torno al 2%, por debajo de la Eurozona y Estados Unidos. Este desempeño económico ha permitido al país disfrutar del período más largo de inflación de un dígito en América Latina, alcanzando casi 28 años. Este logro es el resultado de una gestión económica prudente y de políticas efectivas que han garantizado la estabilidad de precios y el crecimiento sostenido.

La fortaleza del sol peruano tiene implicaciones directas para las familias. La estabilidad cambiaria ayuda a proteger el poder adquisitivo, lo que es especialmente relevante en un contexto global de alta volatilidad, donde los aumentos desmedidos en el precio de productos importados podrían afectar seriamente el presupuesto de los hogares. Una moneda estable genera confianza en el ahorro y facilita la planificación financiera, ofreciendo mayor seguridad a las familias peruanas. Además, la estabilidad del sol contribuye a contener la inflación, protegiendo así el nivel de vida de los ciudadanos.

Sin embargo, el éxito del sol no debe generar complacencia. La solidez de la moneda debe complementarse con políticas que impulsen un crecimiento más inclusivo y sostenible. A pesar de los logros alcanzados, el Perú enfrenta desafíos estructurales como la informalidad laboral, las brechas sociales y la desigualdad. La estabilidad cambiaria, aunque crucial, no es suficiente para solucionar estos problemas. Es esencial que el país continúe fortaleciendo sus instituciones económicas y manteniendo la independencia del BCRP, factores que han sido fundamentales para alcanzar este logro.

En el contexto regional, la depreciación del real brasileño y del peso mexicano resalta los desafíos que enfrentan otras economías de Latinoamérica. En 2024, el real brasileño experimentó una depreciación significativa frente al dólar estadounidense, acumulando una caída del 27,47%, la más pronunciada desde 2020. Esta devaluación se atribuye a la desconfianza de los inversores en la política fiscal del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva . Desde su asunción en enero de 2023, el presidente ha prometido reducir a cero el déficit fiscal primario de Brasil, objetivo que aún no se ha concretado. La incertidumbre en torno a las medidas fiscales ha llevado a una salida de capitales ya una mayor demanda de divisas extranjeras, presionando a la baja el valor del real. A pesar de las intervenciones del Banco Central de Brasil, que ha subastado cerca de USD 33.000 millones en diciembre para intentar frenar la depreciación, la moneda ha seguido debilitándose.

Por otro lado, el peso mexicano también experimentó una depreciación significativa en 2024, registrando su mayor caída anual en 16 años. Entre los principales factores que contribuyeron a esta caída se encuentran la incertidumbre política interna debido a las elecciones generales de junio, donde el partido gobernante Morena obtuvo una victoria contundente. Además, las reformas constitucionales implementadas en septiembre, percibidas por algunos como una amenaza a la independencia judicial, incrementaron la desconfianza en los mercados financieros. Las políticas en Estados Unidos, especialmente con la elección de Donald Trump como presidente en noviembre de 2024, también añadieron presión al peso mexicano, generando incertidumbre económica. Las amenazas de imponer aranceles a productos mexicanos y la posibilidad de renegociar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026 provocaron un clima de inestabilidad que afectó el desempeño de la moneda mexicana.

En este contexto, el caso del sol peruano se convierte en un ejemplo de buena gestión económica en la región. La combinación de una política monetaria efectiva, la confianza en las instituciones y un entorno favorable para la inversión han permitido que el Perú se mantenga en una posición privilegiada frente a sus vecinos. No obstante, es crucial que el país no se duerma en los laureles; la estabilidad económica debe ser vista como un medio para alcanzar un fin más amplio: el bienestar de la población y el desarrollo sostenible.