ÍNDICE DE PROGRESO SOCIAL REGIONAL EN PERÚ
Recientemente, se dio a conocer la versión actualizada del IPSRP, desarrollado por el Centro de Negocios de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Centrum PUCP), que examina información hasta 2023. Este índice recopila hallazgos en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible a través de tres dimensiones: Requerimientos humanos fundamentales, Bases para el bienestar y Oportunidades.
La conexión entre el avance social y el rendimiento económico de una región es favorable. En la mayoría de las regiones del país, esto se logra. Moquegua sobresale con la mayor puntuación en ambos factores. Otras zonas como Arequipa y Lima Metropolitana exhiben valores medios en ambas situaciones, mientras que Puno se encuentra en una posición de rendimiento inferior en ambas. Sin embargo, a pesar del progreso económico que experimenta una zona en un periodo específico, no todos sus residentes consiguen alcanzar una mejor calidad de vida. Por esta razón, el índice evalúa la capacidad de la población para cubrir sus necesidades humanas básicas.
La escala del IPSRP se sitúa entre 0 y 100 puntos, siendo 100 la calificación más alta que se puede conseguir y 0 la calificación mínima. Se categoriza en siete niveles, que oscilan entre un nivel extremadamente bajo (0 a 34 puntos) y un nivel muy elevado (85 a 100 puntos).
Dentro de las 26 regiones analizadas, únicamente Moquegua llega al nivel de progreso social Medio Alto (65 a 74 puntos), resaltando la diversidad en la nación. Se encuentran 18 regiones en un nivel de progreso social Medio Bajo (55 a 64 puntos), mientras que 7 están en un nivel Bajo (45 a 54 puntos).
Moquegua sigue siendo la región con la calificación más alta en avance social. Aunque su nota en 2023 cayó a 64 puntos, en 2024 vivió una mejora, llegando a los 66.4 puntos, lo que le posibilitó volver a formar parte del grupo Medio Alto. Aunque el desarrollo económico de esta zona está íntimamente relacionado con su grado de avance social, es crucial fomentar una diversificación económica que va más allá del sector minero, con el objetivo de garantizar la viabilidad de su expansión a largo plazo y elevar el nivel de vida de los moqueguanos.
Arequipa, situada en la segunda posición, consiguió un progreso significativo, llegando a su máximo puntaje histórico de 64.6 puntos. Esto se debe a mejoras en los aspectos de Fundamentos del Bienestar, tales como un acceso ampliado a la educación primaria, y Oportunidades, como el acceso a la educación universitaria y el fomento de la libertad personal. Igualmente, Ica ha demostrado un avance constante en años recientes, alcanzando 63.1 puntos en 2024.
Tacna, que en 2023 se situaba en la segunda posición con 63.3 puntos, cayó al quinto lugar en 2024, con 61.9 puntos. Aunque continúa siendo una de las áreas con mejores rendimientos, todavía es necesario aumentar los esfuerzos en la generación de nuevas oportunidades laborales. En cuanto a Lambayeque, persiste en su rendimiento, registrando 61.7 puntos en 2024, consolidándose en el grupo medio bajo.
Las zonas de desarrollo más bajo fueron Loreto y Puno. Estas observaron un avance progresivo, aunque siguen en grados bajos de avance social. Loreto registró 52.3 puntos, en cambio Puno alcanzó 51.3 puntos. Uno de los problemas más significativos es la alta informalidad que ambos muestran, lo que restringió su avance. Los desafíos en estas áreas se centrarán en garantizar servicios fundamentales como la educación, la salud y el acceso a agua potable, que demandan acciones particulares en cada sector.
Es crucial reconocer las deficiencias a las que se enfrenta cada departamento, ya que estas impiden una auténtica conexión entre la competitividad económica y el progreso social. Esto es importante ya que el avance social se basa, en gran parte, en las decisiones de los encargados de las políticas públicas, quienes tienen la responsabilidad de administrar los recursos para proporcionar servicios de alta calidad.
Identificar estos retos facilita entender que, aunque el desarrollo económico es imprescindible, no es suficiente para que la población obtenga beneficios de este. Nuestras autoridades poseen la enorme obligación de transformar los recursos en aumento —obtenidos de un crecimiento económico más elevado— en obras públicas, proyectos y acciones que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos.