EL BCRP Y SU ROL EN LA ESTABILIDAD DE PRECIOS Y EL FORTALECIMIENTO DEL SOL

El Banco Central de Reserva (BCR) ha sido fundamental en la estabilidad de precios y el fortalecimiento del sol peruano, dos pilares de la solidez económica del país. Desde las reformas de 1990, tras una hiperinflación que alcanzó el 7,649% anual, el BCR adoptó un régimen de tipo de cambio flotante, permitiendo reducir la volatilidad del mercado cambiario y fortalecer la moneda nacional. Esta medida ayudó a que la inflación bajara distribuida, y hoy, la tasa de inflación en Perú se sitúa alrededor del 3%, dentro del rango meta establecido por el BCR, entre el 1% y el 3%.

La credibilidad del BCR se ha cimentado gracias a su autonomía, manteniendo una política monetaria independiente que ha permitido a Perú ser uno de los primeros países de la región en controlar la inflación. Durante los últimos 27 años y siete meses continuos, Perú ha alcanzado un récord histórico al mantener una tasa de inflación de un solo dígito, lo que demuestra un entorno de estabilidad económica. Esta independencia ha sido respaldada por un compromiso fiscal que evita presiones para que el BCR financie al gobierno, lo cual ha permitido mantener una gestión disciplinada de las finanzas públicas.

En términos de políticas contracíclicas, el BCR ha demostrado su capacidad de respuesta. Durante la pandemia de 2020, la tasa de interés de referencia se redujo a un mínimo histórico de 0.25%, impulsando el crédito y apoyando la recuperación económica. Posteriormente, cuando la inflación mundial comenzó a aumentar, el BCR ajustó su política monetaria de manera proactiva, incrementando la tasa de interés a 7.75% en 2022, una de las más altas en la región en ese momento, para controlar las presiones inflacionarias.

El resultado de estas políticas ha sido una moneda fuerte y estable. El sol peruano ha resistido fluctuaciones externas significativas, incluyendo la crisis financiera global de 2008 y los efectos de la pandemia, manteniéndose como una de las monedas más estables en América Latina, con una depreciación promedio frente al dólar de solo 2% anual en la última década. Esta estabilidad ha contribuido a proteger el poder adquisitivo de los peruanos y crear un entorno favorable para el desarrollo económico del país.